Casa voy a llamarle a esta boca abierta
esto no va más allá de algún vestido al que
tenemos que buscarle los zapatos o
una noche que esconde su más preciada estrella tras la quemadura y
es ese fuego al que nos gusta entrar para mirarnos el corazón de despedidos
y desposeídos
que una época que no pudo borrarse arrastró con nosotros como
arrastra el mar un mar espeso sumergido en lo oscuro
cada paisaje hirviendo recubre lo que fuimos tomando muy a pecho y que ya es hora
de contarlo como si hubiera números para una decadencia recubierta
de centros moribundos
porque
hay que alinear los cadáveres con los que te pretendo
hay
que apilar los crímenes para alcanzar la carne de un corazón que no batalla como tú
tú: un corazón sin remos
tu cielo también es una fosa tu cielo es también la sepultura
un transcurso hirviendo y calculado
un territorio estéril-aparente donde brota una vista
con la vista te toco y son tus ojos los que mueven mi tacto
(y)
recostada de espaldas en la tierra es la herida también lo que te busca
no pueden prender una cadena en la carne que conoce la lluvia de tu doloroso metal, amor
eso
carece del vuelco natural donde te aplauden sólo
ciertos cadáveres con los que te pretendo, vida
me acerco a ti para atestiguar mi descomposición (pero te supe)
tras el vidrio en mis ojos supe
que tú estabas tranquila
Que tú estabas tranquila también es un color
el gris que únicamente veo desde tu silla
el gris brillante que no puedo dejar porque
en él está tu forma y mi presencia
y mi presencia sólo ahí se encuentra como tú
como tú que casi muero y me haces respirar
como tú en la silla del placer distraído donde también se sienta
el zumbido de un látigo rector
el zapato
que oprime mi cabeza y hunde mi paladar diente por diente, amor
como tú que estabas tranquila también es la ceniza de esta sangre como tú
también es el océano genital de esta conquista
un accidente cruzó zumbando la imaginación con la que te recuerdo
vi la sangre:
(aquí pasa algo que no sé)
aquí pasa una mano oscura que te sujeta el cuello, princesa
que te arrodilla, vida
para que te acuerdes de mis muertos
para que te amarres de espaldas a mis mares muertos y escuches
su respiración sin ver y esperes otro
galope de mar y otro
golpe de mar y otro (que pase algo, amor)
que pase
(caliente igual que tu zumbido)
una viruta de ruido en la burbuja de este imán
recarga la cabeza en el fondo y no vuelvas a vivir hasta.
olvida mientras cierras los ojos y no vuelves hasta.
voy meciendo mis remos sobre la vieja barca. voy arrojando un lugar de cuerpo.
voy a la que mece. yo sé que voy a la que mece. a la que arrulla en silencio.
si el silencio es oscuro y quieto sé que voy.
voy arrojando un lugar del cuerpo a los brazos del agua.
descansa la cabeza en el fondo y no vuelvas a vivir hasta.
olvida mientras cierras los ojos y no vuelvas hasta.
la baaaaarca se vaa. la que teníííía un lugaaaar en el cuerpo se va.
la que teníííía la barca sobre el agua en el tiempo se va.
Dolores Dorantes nació en 1973. Reside desde hace veinte años en Ciudad Juárez, Chihuahua. Periodista, escritora y activista cultural descepcionada de los estudios -basicamente estructuralistas- de Literatura Hispanomexicana que realizó en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Dirige la asociación civil Compañía Frugal para las Artes de la Frontera Norte, que entre otras actividades publica la revista binacional de poesía PLAN B.
Tres libros de su proyecto de por vida titulado DOLORES DORANTES por DOLORES DORANTES ya han sido publicados: Poemas para niños, SexoPUROsexoVELOZ y Septiembre, los dos últimos en edición bilingüe traducidos por la poeta Jen Hofer. Es autora también del libro de cartas: Lola (cartas cortas). Actualmente trabaja en su novela autobiográfica titulada Condúcenos y es maestra para la asociación civil Doscumentación y Estudios de Mujeres en talleres de autobiografía con madres de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez.
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